Megan García: basquetbolista digital

Las Barreteras, después de un inicio complicado, han mostrado una resolución inquebrantable que les ha permitido acumular cuatro triunfos en fila. Esta racha es resultado de una gran labor de conjunto, pero también refleja la tenacidad de Megan García; una jugadora extraordinaria por su  versatilidad, con un talento que este fin de semana la lleva al Juego de Estrellas de la LMBPF.

La base titular del cuadro zacatecano sobresale por su capacidad de recuperar rebotes y arrancar la ofensiva de su equipo, con una gran visión de cancha que ayuda a distribuir el balón en los puntos ideales para sus compañeras. Pero en especial destaca su habilidad para manejar el balón, con uno de los mejores controles de bote en la Liga, que tiene un origen poco común: la combinación de las canchas callejeras y youtube.

Actualmente, no es extraño ver cómo nuestras vidas se trasladan a las redes sociales; basta seguir cualquier juego de Barreteras en vivo, para ver como la familia de Megan (y todas las jugadoras) expresa su apoyo desde estas plataformas. Lo que no siempre vemos es el efecto de los medios digitales en la cancha, una transición de los recursos web al talento para jugar, pero justo es lo que encontramos con la estrella del conjunto de cantera y plata.

 

Raíces y retos

Para llegar a la esencia del talento de Megan debemos empezar por su origen. Formalmente sus padres y ella son estadounidenses, pero toda su familia tiene raíces en Puerto Rico: sus cuatro abuelos son originarios de la isla del encanto. García vivió sus primeros años en su natal New Jersey, donde hay una gran comunidad boricua; si bien nunca se desarrolló plenamente como hispanohablante, logró las bases suficientes para entender nuestro idioma.

Su infancia habría seguido en este estado vecino de New York, pero un suceso histórico cambió el rumbo de su familia. Después de los atentados terroristas del 11 de septiembre, su familia decidió mudarse a Orlando, Florida, para buscar una mayor tranquilidad. Con este movimiento apareció la primera odisea deportiva de Megan.

Casi en cuento llegó al estado soleado, la niña de 6 años empezó a jugar beisbol. “Fue una cosa natural: mi papá y mis tíos jugaban beisbol, con lo que mis primos y yo naturalmente nos fuimos a ese deporte”, recuerda García.

Lo que fue un poco menos directo fue que, como no había suficientes niñas para un equipo de softball, terminó siendo la única chica en un equipo de niños. Pero esto nunca la detuvo, empezó a forjarse la determinación de mostrar que podía jugar a la par de ellos y con una versatilidad sobresaliente: jugaba de pitcher, cátcher y “short-stop”.

Pero el ´beis´ solo fue el inicio, algunos años después llegó un rito de paso que le dio un giro a su pasión deportiva: “Mi hermano mayor (David) me llevó a la cancha que estaba frente a mi casa, para jugar con los niños que estaban ahí. No fue fácil, fue una fuerte lucha, pero mostré que podía jugar y me gané su respeto. Así inició mi pasión por el baloncesto.”

 

Una transición importante

Poco a poco Megan se ganó el reconocimiento de sus rivales y compañeros, pero en esencia se mantuvo activa en las ´cascaritas´ informarles de la cancha a la que la llevaba su hermano. Fue hasta que tenía 13 años que participó en su primer equipo organizado, en un centro comunitario cerca de casa. Ahí disfrutó la estructura que le dieron los entrenamientos, pero sería hasta la preparatoria cuando su vida cambió al darse cuenta de que podía ir mucho más lejos.

“Hice la prueba para representar a mi escuela y, en mi primer año, quedé en el segundo equipo (Junior Varsity). Tuve como entrenadora a Cindy Richardson, quien es grandiosa, sin todo lo que aprendí de ella no creo que estaría donde me encuentro ahora. Ella me ayudó a desarrollar mi juego y a ver que había avenidas muy interesantes, para recibir becas de estudio o viajar, a través del baloncesto.”

En aquel entonces su juego era muy distinto al actual, aunque sentó las bases de su versatilidad. Su trabajo se centraba en defender, conseguir rebotes y, ocasionalmente, hacer algún tiro. Ella misma apunta que los juegos en la calle la prepararon para tener estas habilidades esenciales: “Le agradezco a todos los chicos con los que jugué, con quienes tuve que pelear para recuperar el balón. Me prepararon para ser una buena reboteadora.”

Claro que, en aquel entonces, no tenía la responsabilidad de manejar el balón para su equipo, en ese momento simplemente eso no estaba en sus habilidades. Pero tenía en mente integrarlo a su arsenal: “Vi la forma en que jugadores como Kyrie Irving y Steph Curry incorporaron elementos del manejo de balón en los juegos callejeros a los partidos formales y pensé que sería genial manejar la bola de esa manera. Así que, como sabía que se puede aprender cualquier cosa en youtube, empecé a buscar videos para mejorar mi habilidad.”

Y vaya que se dedicó a hacerlo. Además de las horas que invertía entrenando en su escuela, o jugando en la cancha frente a su casa, dedicó mucho tiempo a repetir los ejercicios para botar mejor. Una de sus mejores herramientas fue un balón de 1.35 kg, que por su peso la obligó a desarrollar una mayor fuerza en las manos para tener un mejor control de los balones normales. Gracias a esto ya estaba lista para cambiar su rol en la cancha.

 

Vida universitaria

A la hora de pensar en la siguiente etapa se dio cuenta que ya no se podía conformar con ser una jugadora secundaria, quería aprovechar su talento para tener un mayor protagonismo. “Quería un nuevo comienzo. Sabía que podía dar más a mi equipo, así que trabajé para mejorar mi tiro y poder ser una anotadora más completa.”

Con sus nuevas herramientas bajo el brazo, hizo la prueba con una universidad en Forth Pierce, Florida, y todo su trabajo rindió frutos: obtuvo una beca para recibir su educación universitaria como jugadora de baloncesto. Esto fue un gran logro porque al graduarse de la prepa no tenía ninguna oferta de beca para seguir jugando y estudiando.

Curiosamente, ella se había enlistado para la marina pero su destino cambió súbitamente en la cancha. Una mala caída en un partido, justo frente a su casa, le causó una rotura de menisco. Al inicio Megan estaba devastada por la situación, pero, irónicamente, la lesión hizo que rescindieran su contrato con la marina y le abrió el camino de vuelta al deporte. A partir de ahí, tras rehabilitarse, decidió hacer todo lo posible por volver a competir en la cancha. Lo cual la condujo a la prueba que le permitió ganarse la beca.

Por diferentes circunstancias, la vida deportiva la llevó a otras universidades para continuar sus estudios y su carrera; pero siempre aprendiendo más de los aspectos detrás del juego y creciendo de forma integral como jugadora. El cierre se dio en la Johnson University, en Florida, institución que la marcó por la calidad de sus entrenadores y porque le ofrecieron la ruta para seguir en su camino de crecimiento como jugadora. Le abrieron la puerta al profesionalismo.

 

Salto profesional

El entrenador Eliot Hernández le informó de unas pruebas para la liga profesional de Puerto Rico, así que -con el apoyo de la entrenadora mexicana Andrea Ayala-, trabajó a tope para prepararse durante todo el verano y ahorró para realizar el viaje. Volaron al país de sus ancestros y tuvo un gran desempeño en las pruebas; a partir de ahí la eligieron en el draft de la liga femenil de Puerto Rico y llegó a las Gigantes de Carolina. Y, para empezar con el pie derecho, se coronó campeona en su temporada de novata:

“Cuando ganamos, y estaba en medio de los festejos, no podía creer lo que pasó, que fuera real. Fue una temporada maravillosa, por el campeonato, pero también por el crecimiento personal; la oportunidad de aprender cómo ser una profesional dentro y fuera de la cancha.”

La propia Andrea Ayala ayudó a establecer contacto con Barreteras para, con un poco de ayuda digital, mostrar el potencial que podía ofrecer alguien tan versátil como García. Contaba con videos de un campamento en República Dominicana, en el que se lució, y como era difícil que la directiva zacatecana viajara específicamente a verla, este contenido fue clave para su contratación.

Aquí apareció una situación recíproca con las plataformas digitales: esos mismos espacios electrónicos que la ayudaron a aprender técnicas para mejorar su manejo de balón le dieron la oportunidad de mostrarse y abrir la puerta para construir una nueva aventura en Zacatecas.

Al llegar, rápidamente se compenetró con un grupo que comparten su pasión por el baloncesto y su determinación de trabajar para lograr cosas buenas: “Somos un conjunto de mujeres trabajadoras, que siempre dejan todo en la cancha y nunca se van a rendir.” Esto quedó patente ante las dificultades de inicio de temporada, que las enfrentaron a momentos difíciles pero nunca las doblegaron, dejándole claro que está en el equipo correcto:

“Muestra que mis compañeras se hacen responsables de sí mismas y, así, juntas podemos hacernos responsables las unas de las otras. Cuando enfrentamos la adversidad, nunca buscamos culpables. Dijeron: hemos hecho esto y buscaremos nuevas formas de mejorar. Creo que necesitábamos esos primeros 8 juegos, para mostrar lo que podemos hacer y crecer en el proceso. Ahora ya estamos en la ruta correcta y mostramos que somos más que un equipo, nos hemos convertido en una hermandad. Es una alegría estar alrededor de mis compañeras, de mis nuevas hermanas.”

Así, su trayecto la ha traído a un momento feliz y comprometido para dar todo por Zacatecas, por Barreteras, y su afición para quienes tiene un mensaje especial: “Gracias por no darnos la espalda en los momentos difíciles. En verdad apreciamos su apoyo todo este tiempo y les aviso que se preparen: deben estar muy emocionados de ver lo que viene para Barreteras.”

 

13 Preguntas para Conocer a Megan García:

Color: Verde.

Comida: Pizza.

Postre: Flan.

Pasatiempo: Hacer caligrafía.

Book: El libro de Enoch.

Música: Gospel.

Serie de TV: The Big Bang Theory.

Teléfono: Iphone

Placer culposo: la comida.

Equipo NBA: Warriors.

Ciudad: Zacatecas, me parece hermosa su arquitectura.

Tenis: Converse.

Modelo a seguir: mi Mamá.